Hoy en día está muy en boga las enfermedades emocionales y mentales. Las personas que sufren de depresión, ansiedad y cualquier trastorno afectivo de la personalidad están vulnerables a ser víctimas de su misma patología, ya que les resulta muy difícil, casi imposible controlar sus estados de ánimo. Una persona deprimida no siempre es la que está tumbada en cama sin deseos de hacer nada, puede ser una depresión tan sutilmente instaurada que les provoca irritabilidad y falta de entusiasmo por hacer las cosas, haciéndolas ver apáticas y hasta flojas a los ojos de las personas que las rodean. Una persona ansiosa no siempre está moviéndose de un lugar a otro aveces solo se queda quieto pero adentro de su cabeza pasan un sin fin de situaciones que les generan miedo e incertidumbre, dejándolas paralizadas sin atreverse a hacer las cosas, y nuevamente a los ojos de las personas son personas negativas sin fuerza de voluntad. El problema central de estos sujetos desafortunados es que se sienten incomprendidos por esas personas que no logran entender la situación por la que están pasando, y eso les genera más y más frustración e indirectamente los hunde más y más en el abismo de la emoción negativa por no sentirse suficientes o por tener esos arranques espontáneos que se les salen de las manos. Llega a haber ocasiones en las que se sienten tan diferentes de los demás que prefieren evitar el riesgo de relacionarse con otros para no salir más lastimados de lo que ya están, y prefieren hundirse en su soledad, ya que ahí se encuentran a salvo de las críticas y las exigencias del entorno, y sentirse obligados a ser de una forma determinada a la que ellos no pueden acceder. Sienten una carga pesada sobre sus hombros que deben llevar a cuesta día con día, y que resulta frustrante el no saber hasta cuándo terminará el calvario. La gente que los rodea no siempre es empática a su estado emocional, haciendo comentarios despectivos de su comportamiento anormal sin entender que ellos no entran dentro de ese rango, son hipersensibles y necesitan un poco más de tiempo para introducirse en las actividades cotidianas y las exigencias de la vida, lo cual les resulta altamente frustrante.
Es por eso que si conoces a alguien que tenga estas características y tengas la duda de que probablemente sea depresión o ansiedad lo que está atravesando esta persona, te sugiero la animes a tomar una buena terapia psicológica, o si es necesario, acudir al psiquiatra para que le proporcione los medios para poder mejorar su estado de ánimo. También hay mucho material en las redes, de videos o audios de autoayuda motivacionales que pueden servir como inspiración para ayudar a todas esas personas tristes. Recuerda que todos tenemos derecho a ser plenamente felices pero no todos tenemos las herramientas para fabricar nuestra felicidad, y si algunos de nosotros necesitamos ayuda, lo mejor es solicitarla y contar con el apoyo incondicional de los que nos rodean para poder salir adelante.
Somos lo que pensamos, así es que si nuestros pensamientos no están funcionando del todo bien, podemos utilizar las herramientas necesarias para mejorar nuestra forma de ver la vida y de pensar, con lo cual va a cambiar radicalmente nuestra experiencia de vida. Si eres tu el que se encuentra deprimido o triste, recuerda que no estás solo, cuentas con gente que te quiere y que está dispuesta a ayudarte si así lo deseas, y que con ayuda podrás ver la vida de manera diferente. Te quiero mucho y espero estés muy bien.
Anna Azuara