El Año Nuevo de los Celta es llamado “Samhain” (se pronuncia SO-WIN) y su celebración comienza la última semana del mes de octubre en el hemisferio norte y los últimos días del abril en el hemisferio sur. La noche de esta celebración marca un momento mágico para los simpatizantes de la religión Wicca dado que el velo entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos es muy delgado y favorece la comunicación con los seres queridos que ya no están con nosotros.
Originariamente, esta festividad era celebrada por los Celtas y los Druidas, dejando ofrendas en el altar y en la entrada de las moradas para los espíritus que vagaban por las calles. También, la tradición nos dice que muchas veladoras eran colocadas en las puertas y en las ventanas de las casas para que la luz de sus mechas ayude a guiar el camino de las almas perdidas.
Otra manera de venerarlos era colocando más sillas y platos de comida en las mesas como forma recordar el linaje familiar y símbolo de fortaleza espiritual. Este periodo es propicio para practicar la adivinación de cualquier tipo, rindiendo homenaje a nuestros ancestros y recordando que la vida no es nada sin la muerte y que la muerte no es nada sin la vida, un círculo perfecto de armonía entre el cuerpo, la mente y el alma.
Es un momento muy propicio para observar nuestros errores, arrepentirnos de ellos e intentar corregirlos, así como también practicar el perdón con nuestros seres queridos. Samhain no es una época de luto sino de celebración porque las almas no mueren, solo abandonan el mundo físico para irse al mundo espiritual, un plano más elevado que el nuestro. La famosa frase “pasó a mejor vida” es totalmente cierta, no es solo una frase sino una verdad en la que debemos confiar.
¡Feliz regreso y feliz partida! ¡Bendiciones a todos los wiccans!