El derecho de conciencia

Cuando una persona viene a este mundo trae consigo su derecho de conciencia, que refiere a todas las herramientas que una persona trae consigo de forma positiva para su desarrollo espiritual y personal. Una de las actividades que se guardan en la “mochila del conocimiento” es la frecuencia energética que se recolecta a partir de todas las acciones pasadas.

El derecho de conciencia es un derecho innato que tienen todas las personas antes de nacer. Es una regla que se va forjando a partir del desarrollo del espíritu, mediante las distintas encarnaciones que va transitando el cuerpo etéreo y la experiencia que va adquiriendo a lo largo de todo el proceso de la vida y de la muerte.

Lo que en verdad intenta explicar esta máxima espiritual son los distintos principios o etapas que se aplican en la trascendencia de la vida en la tierra. Por un lado, hay una parte de nuestra existencia que está predestinada;  también hay una parte que se crea a través de los actos y la toma de conciencia (lo que podríamos llamar “arquitectos del propio destino”).

Como tercera cuestión se puede mencionar los factores externos, es decir, la influencia del medio ambiente en el cuerpo material y como su entorno favorece (o no) y posibilita (o no) su desarrollo físico, psíquico y emocional

Por último, está el azar, el destino impreciso, donde rigen normas de conciencia aún difícil por definir, pero que intentan demostrar que la actividad humana no se rige solo por conductas físicas sino también por la manifestación de actos que escapan de toda lógica y compresión.

De manera que para entender al derecho de conciencia es menester situarse en la parte de aquello que está predeterminado, aquello que ya está escrito y es de nosotros y para nosotros, por lo que jamás podrá ser arrebatado, puesto que  tarde o temprano regresará a nuestro camino. (Puedes consultar la entrada Banco Energético Mundial donde expongo un ejemplo más claro sobe este concepto).