Origen del sufrimiento
En estos tiempos en los que una gran mayoría de personas estamos pasando por situaciones complicadas, en las que hemos experimentado vivencias dolorosas que nos llevan a sentirnos tristes, solos, vulnerables y hasta enojados, ya sea que hayamos tenido una pérdida de algún tipo, como algún familiar, el trabajo, algún amigo, la pareja o hasta la mascota, o tal vez que estemos pasando por una situación de incertidumbre en cuanto a la salud o lo económico. Si bien es cierto que estos factores nos duelen, también podemos decir que el dolor ante una pérdida es inevitable, pero el sufrimiento ya es opcional, y esto depende de la forma en como enfrentamos ese dolor y el tiempo que nos tome transitar por este estado hasta lograr superarlo. Si bien hay dolores que nos van a acompañar toda la vida, si podemos aprender a vivir con ese dolor y no necesariamente estar sufriendo todo el tiempo, como lo es pérdida de un hijo, de la pareja o de los padres.
En esta propuesta pretendo ayudar a identificar los factores que hacen que nuestro dolor se convierta en sufrimiento, para con esto hacerle frente y evitar que nuestros momentos se vuelvan infelices y grises, tornándolos en momentos de alegría y por qué no de plenitud, ya que al final la vida está hecha de momentos que por cierto se van y ya nunca regresan.
Voy a describir 4 factores de los tantos que existen que son generadores de sufrimiento, para invitar a la reflexión y con esto hacerlos conscientes, evitándonos sufrimiento innecesario. Son 4 situaciones en las cuales caemos constantemente de manera inconsciente y que al observarnos podemos disminuir mucho sufrimiento en nuestras vidas. La primera fuente es:
Las expectativas: Cuando estamos en espera de que algo determinado ocurra, la probabilidad de sentirme frustrado aumenta significativamente. En el programa del sábado alguien comentó que es muy importante hacer las cosas sin esperar nada a cambio, lo cual es muy cierto, suena muy sencillo de aplicar pero es algo con lo que lidiamos constantemente, por ejemplo: es mi cumpleaños y espero que me den muchos regalos y felicitaciones las cuales no llegan, inmediatamente siento una frustración por no haber obtenido lo que yo quería.
Deseo que las cosas sean diferentes: Esto es cuando no me gusta mi realidad. Soy morena de ojos café y quisiera ser rubia de ojos azules, esto me genera un descontento que si se prologa (y sí que se prolonga porque aunque me pinte el cabello y use pupilentes mi realidad siempre va a ser que soy morena de ojos café). O bien quisiera tener un carro último modelo y solo tengo una bicicleta.
Miedo: Aquí hago una subdivisión. Miedo de hacer o dejar de hacer las cosas, el cual puede llegar a ser paralizante y al ver que nos gana la batalla, y que hacemos o dejamos de hacer cosas a consecuencia de este temor nos causa necesariamente una emoción negativa como lo es la frustración.
Miedo de perder lo que creo que es mío: En realidad todo es prestado, para que podamos disfrutarlo mientras lo tenemos, de hecho nada es permanente, todo es temporal, hasta nuestra propia vida es temporal, así es que nuestros hijos, nuestros familiares, nuestros amigos y hasta nuestros grandes amores se pueden ir de nuestro lado, lo mejor es disfrutar al máximo mientras los tenemos.
Miedo a la soledad: En este punto puede ser que yo crea que no puedo hacer las cosas sola, que haga lazos de dependencia con alguien por creer esto, ya sea desde lo económico hasta lo emocional.
Miedo al rechazo y miedo al futuro. Lo único que tenemos garantizado es el presente, y pensar constantemente en el futuro nos genera inseguridad e incertidumbre, lo cual también es un generador de sufrimiento.
Inseguridad: La inseguridad en cualquiera de sus formas es un generador de sufrimiento, el cual se combate con la fe. Cuando estemos ante una situación de este tipo, lo mejor es dejarle nuestros problemas a Dios (como lo entendamos cada quien), teniendo confianza de que lo que nosotros no podemos controlar o cambiar, El si puede.
El deseo de que las cosas sean diferentes se combate con aceptación. Observar que las cosas son como tienen que ser, y que debemos ver lo mucho que tenemos y no fijarnos en aquello que nos hace falta. Siempre vivir en gratitud genera emociones positivas y hace que nuestros días estén llenos de abundancia.
Y finalmente, las expectativas se combaten con humildad. Una humildad bien entendida en donde sintamos un regalo cada cosa o situación que llegue a nuestras vidas. Nuestro ego a veces nos hace malas jugadas haciéndonos creer los merecedores de todo, y no está mal el sentirnos merecedores de ciertas cosas, pero no en el sentido de exigencia para con el entorno; es indispensable encontrar el placer en dar más que en recibir, en apoyar más que en ser apoyado, en amar más que en ser amado.
Si estamos en una postura de vivir nuestra vida en aceptación, con una fé inquebrantable y con la humildad de dejarnos sorprender por las cosas que nos de la vida, podremos vivir más momentos de alegría y felicidad.
Espero te haya gustado este pequeño escrito y que puedas experimentarte poniéndote el reto de estar en este estado de felicidad por un día completo.
¡Hasta pronto!
Anna Azuara