Ahora que me he convertido en una bruja vieja y un tanto achacosa me doy cuenta de que siempre viví apurada. Ahora que ya la fuerza vital no es la misma y que el espíritu aclama hacer cosas que el cuerpo no tiene la fuerza para hacer, he tenido que priorizar y darme el tiempo necesario para recuperar fuerzas para lo siguiente. Me he vuelto más práctica y trato de vivir ordenadamente porque eso me ayuda a optimizar mis tiempos. Antes, cuando vivía apurada, en lugar de disfrutar lo que hacía en el momento, pensaba en ya en terminar la tarea, y sin entregarme de lleno a la experiencia mi cabeza estaba enfocada en hacer planes siempre para lo siguiente y lo siguiente y así nunca llegaba a una meta, y por supuesto me perdía de disfrutar del sabor del presente. El objetivo siempre estaba a varios pasos adelante de mí y aunque corriera no podía alcanzarlo. Comencé a darme a la tarea de ir acomodando mi vida exterior en el momento, sin dejar para después nada, cosa que antes no hacía por la “prisa”, convirtiéndose en un bonche de tareas sin resolver que al final del día generaban más agobio sobre de ya mi agobiada existencia. Curiosamente al terminar las pequeñas tareas ya no quedan tantos pendientes y con esto disminuye la sensación de “falta de tiempo” y “exceso de trabajo”. Me fuí dando cuenta de que no soy la única en este “rush”. Mucha gente a mi alrededor vive con mucha prisa, como si tuvieran que llegar a tiempo a algún lugar, y siempre fueran retrasados. Algunos hasta de muy mal humor por tener que esperar para algo o por algo, y como yo, se pierden de la oportunidad de saborear el presente, creo que la cita más importante a la que hemos de llagar, al final, y esa será muy puntual, será la de nuestra muerte, pero de ahí en fuera no creo que exista una cita lo suficientemente importante para hacer que nos perdamos de la belleza del paisaje que está frente a nosotros, y con esto me refiero al rostro del ser amado o el lugar maravilloso en el que se está.
Traté de llevar esa reflexión a mi interior y coincidió perfectamente. Me pude dar cuenta del desorden de conceptos e ideas, que había estado haciendo lo mismo afuera que adentro, siempre dejando para después el acomodo de mis imágenes mentales, ideas o conceptos. Lo mismo quise observar en mi entorno y veo que hay mucha gente que por alguna razón no quieren o no pueden ver la realidad que está enfrente de sus ojos, o bien tratan de maquillarla o de ponerle un nombre que no le corresponde y eso es querer poner limones en el cajón de los calzones, generando un caos. Y luego vienen los sueños rotos, pero esos sueños fueron creados a partir de una irrealidad, es como soñar comprar una casa a partir de comprar un boleto de lotería.
Hoy comparto que el foco rojo que se enciende para hacernos ver que algo de esto nos puede estar pasando es la “prisa”. Cuando tengas prisa pregúntate por qué tiene que ser ya en este momento. Muchas personas quieren saber ya el desenlace de la película sin disfrutar la trama. Es mejor esforzarse, poner todo lo que a uno le corresponde y dejar que las cosas pasen como tienen que pasar. Nada nos pertenece y nada es seguro más que la muerte. Feliz vida!!!
Anna Azuara